En México, la expresión “la neta” se consagra como una de las frases más utilizadas para afirmar la veracidad de un enunciado.
El término, que se traduce coloquialmente como “la verdad”, tiene raíces etimológicas que algunos expertos vinculan con el francés “net”, que significa puro o claro, y, por otra parte, con el italiano “netto”, que comparte la misma definición. Este fenómeno lingüístico refleja la influencia de diferentes culturas en el idioma español hablado en México.
La palabra “neta”, ampliamente usada en México como sinónimo de verdad y expresión de incredulidad, es reflejo de cómo un término puede adquirir distintos significados en el uso cotidiano al compararse con su definición original en el diccionario.
La Real Academia Española (RAE) define “neta” o “neto” en su primera acepción como algo “limpio, puro, claro y bien definido”, y en una segunda definición, como aquello “que resulta líquido en cuenta, después de comparar el cargo con la data, o en el precio, después de deducir los gastos”.
Sin embargo, en México, decir “te estoy diciendo la neta” es equivalente a afirmar la veracidad de lo expresado, o preguntar “¿es neta?”, implica solicitar confirmación ante una información sorprendente.
La etimología de “neta” nos lleva más allá de su uso contemporáneo en el español de México. La RAE sugiere que su origen podría estar en el catalán o el francés “net”, que significa “claro”, derivando estos del latín “nitidus”, que se traduce como “brillante”, “limpio, puro”. Sin embargo, el filólogo Joan Corominas profundiza al ligar “neto” a “nitidez”, también del latín “nitidus”, con los significados añadidos de “reluciente” y “grasiento”.
Este término no solo destaca por su riqueza etimológica, sino por su evolución dentro del lenguaje. Desde los primeros registros de su uso en el siglo XV por el poeta Juan de Mena, pasando por su incorporación en obras de Lope de Vega en el siglo XVII, “neta” ha transitado de un empleo poético y culto a convertirse en una expresión popular y cotidiana, especialmente en México.
Asimismo, se destacan otras aportaciones del francés al español de México, como la curiosa adaptación de “je ne sais pas” (no lo sé) a “sepa”, utilizada hasta la fecha. Este intercambio cultural se remonta al Segundo Imperio Mexicano y muestra cómo las interacciones históricas entre países influyen en la evolución del lenguaje.
Además, se menciona el término “taller”, derivado del francés “astelier”, que en el siglo XIV identificaba el oficio de los carpinteros, y actualmente designa el lugar de trabajo para diversas manufacturas.